-Eres como el cielo.
Yo lo miré con cara de extrañada y antes que pudiera preguntar por qué, él me dio la respuesta:
-Al igual que el cielo, tienes días en los que estás brillante, lo noto porque traes una sonrisa en la cara y tratas a todo el mundo con amabilidad y simpatía. Pero al igual que el cielo, tienes días apagados, nublados. Se te nota cuando vienes con cara triste, arrastrando los pies como si estuvieras cansada de luchar. Y hay otros días, en los que el cielo estalla en una tormenta, hay otros días en los que estás tan enfadada que prefiero no acercarme a verte. El equivalente a no salir porque te mojarás, ¿sabes? Y por último...
-¿Y por último qué?
Me miró directo a los ojos y sonrió:
-¿Sabes de aquellas personas que se tumban en el césped a mirar las nubes? ¿Y que se pueden pasar
así horas? Pues lo mismo me ocurre a mí contigo. Podría estar observandote durante horas y no me cansaría nunca.
redfghjkksdv y tal *-*
ResponderEliminarme encanta <3
Precioso el texto...
ResponderEliminarTe espero en http://escribiendomilhistorias.blogspot.com/
Saludos :)